DMC está a la vuelta de la esquina -sale el próximo 15 de enero- y en Meristation hemos podido echar un ojo por última vez a los diez primeros capítulos del juego de Ninja Theory y Capcom. Un hack and slash puro y duro.
DMC es un título que ha nacido bajo el brazo de la polémica desde que se vio su primera imagen. No es para menos. Hacía mucho tiempo que no veíamos a Dante en acción y de golpe nos encontramos con un protagonista totalmente cambiado. Mucho más joven, aunque no fuera precisamente ese el rasgo más controvertido de todos. El radical cambio de look que parecía responder a la claudicación de Capcom a un tipo de protagonista muy actual generó una vorágine de críticas feroces a lo que debía ser el renacer de la franquicia. El tiempo fue pasando, la imagen siguió chocando entre los usuarios pero la compañía japonesa y Ninja Theory siguieron a lo suyo. DMC sale el 15 de enero y hemos podido jugar a una preview que nos muestra buena parte de la campaña. La última parada antes del análisis. Dante se acerca.
Parece casi obligado tener que hacer mención al apartado artístico y el cambio de imagende Dante y de la franquicia en general. La polémica que ha arrastrado este tema en los últimos tiempos ha sido constante, y no es para menos. A priori se pasa de un personaje chulesco, egocéntrico y vehemente al típico protagonista de serie juvenil tópica. Ya que no es momento de hablar del argumento del título ni todavía menos destripar elementos de la trama, vaya por delante que Dante de DMC recrea un Dante joven –más que en otras entregas de la franquicia- que ofrece chascarrillos y diálogos muy en la tónica del Dante de siempre. Despreocupado, déspota, él antes que nadie. La actitud soberbia se mantiene, aunque siempre es complicado comparar roles de personajes con tantos cambios y seguramente no será del agrado de todo el mundo.
Dante es un chico que vive con pocas preocupaciones en la cabeza. Mujeres, alcohol y desenfreno para un personaje amnésico de su pasado que va, como se dice coloquialmente, a “su bola”. La visita de una misteriosa chica –vista ya en imágenes, informaciones, previas jugables- cambia para siempre. Así tal vez empezará a comprender la presencia de monstruos demoníacos o algún que otro viaje que ha tenido al Limbo en el pasado. Para él algo normal, o algo lo suficientemente poco relevante como para no preguntarse si esto es lo que le pasa a la gente corriente. Con esta puesta en escena y la presencia de algún que otro personaje ya conocido como un también reinterpretado Vegil –anunciado hace pocas semanas- da el pistoletazo de salida DMC.
Ninja Theory, conocidos por hacer uno de los primeros títulos de Playstation 3 (Heavenly Sword) ha diseñado un hack and slash que mantiene muchas de las bases de la franquicia y del género. A lo largo de la decena de capítulos que hemos podido destripar en nuestra última sesión previa al análisis del juego nos encontramos con escenarios de avance más o menos lineal en el que se van generando zonas cerradas donde debemos acabar con grupos de enemigos concretos. Nada nuevo, salvo la presentación. El toque de humor, o de serie B, del título está presente en todo momento. Presentación de enemigos cuando aparecen por primera vez al más puro estilo Tarantino en Inglorious Bastards, grandes carteles sobrepuestos en partes del escenario (edificios, suelos…) donde se puede leer “Kill Dante”, “Die”, y otros indicadores de que viene jaleo. Detalle curioso y gracioso para un mundo cambiante que mezcla a la perfección realismo y fantasía.
Tan punto estamos luchando en medio de unas calles más o menos lógicas dentro de lo que conocemos como un mundo real como nos metemos de lleno en escenarios infestados de demonios y elementos macabros y grotescos. Por no hablar de zonas concretas donde el universo es un gran vacío de horizonte y cielo, con estructuras flotando, grandes recreaciones fantasiosas y un estilo y combinación de colores e infrestructuras que nos llevan a espacios surrealistas, mundos de sueños y elementos que distorsionan el espacio que tienen un aire a ciertas obras de Salvador Dalí. La flexibilidad de los niveles, sus cambios dinámicos y los contrastes que ofrecen son uno de los elementos destacados de DMC. Sobre todo porque inciden en la mecánica del título.
El nuevo Devil May Cry es un Hack and Slash, y eso significa que estaremos dando espadazos y acabando con enemigos cada dos por tres. Antes de terminar el segundocapítulo (unos 45 minutos) habremos sesgado la vida de más de cien demonios, que no es poca cosa. Y es en este punto donde encontraremos grandes novedades en una mecánica de juego que de saque puede parecer no tan profunda como títulos como Bayonetta o Ninja Gaiden 2 pero que ofrece herramientas variadas y suficientes para entretenernos. Siendo claros: la primera impresión cuando estamos jugando y vemos el listado de ataques de nuestra espada y las posibilidades debloqueables decepciona. Pocos ataques y pocas combinaciones. Con Y/triángulo hacemos los ataques básicos, con B/redonda el lanzamiento para seguir combeando en el aire con un enemigo. Con A saltamos y con X disparamos las pistolas con nombre de mujeres que recogemos al poco de empezar.
La gran sorpresa llega cuando empezamos a recabar el que será nuestro arsenal de combate básico. Además de los elementos mencionados y la posibilidad de hacer un movimiento de evasión que sirve para esquivar los ataques de los enemigos –con uno de los botones superiores de nuestro mando- ampliamos herramientas gracias a la presencia de una hacha de combate y de una guadaña. Dos elementos que parecen ser similares por las acciones que podemos hacer con ellos pero que en realidad son un mundo diametralmente opuesto el uno del otro.
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